Hay amistades condenadas a convertirse en estrellas fugaces de lo efimeras y cortas que resultan. Algunas nacen en circunstancias tremendamente especiales, el encierro durante meses en una casa es un excepcional caldo de cultivo para que este tipo de amistades se desarrollen.
Cuando metemos aún colectivo joven de personas en una casa, los encerramos y los incomunicamos, se crean unos lazos muy fuertes, fuertes dentro de la casa, pero frágiles en el mundo exterior. Los amores, las amistades, las relaciones, están basadas en una realidad paralela , en la necesidad de cariño, compañia y comprension todos tenemos. El ser humano no esta hecho para soledad. Solo pueden contar dentro de ese micromundo que se crea dentro de la casa con los compañeros que les han caido en suerte esa edicion.
Al salir, al volver a la realidad, los encerrados se dan cuenta, que ya nada volverá a ser lo mismo, han pasado de ser gente anónima a personajes conocidos de mayor o menor popularidad. Su vida cambia, y es cuando descubren realmente con quien han estado conviviendo, quienes eran amigos, quienes eran sinceros.
O quienes se comportaban sencillamente como buitres carroñeros, en busca de un premio o de un apoyo necesario para la supervivencia de esa casa. Hay concursantes que tienen claro desde un principio que hay no han ido a hacer amigos, y que los que hagan serán circunstanciales.
Otros en cambio, mas ilusos , mas verdaderos , mas sentimentales llegan a creer en los lazos creados allí dentro. Para estos últimos la salida a la realidad se hace especialmente dura, se pueden sentir engañados, abandonados, y finalmente desilusionados. Por el abandono de los que consideraban su familia en esa realidad paralela.
Pero bueno el hecho de que estas amistades, resulten tan efimeras, no significa que sean desagradables, todo lo contrario se viven intesamente y producen al espectador muy buenos momentos. Al final de todo solo quedaran los recuerdos, y la felicidad que en su momento produjeron.