¿LA VIDA, POR UNA VIVIENDA?

Eran las 5 de la mañana de un 10 de NOVIEMBRE, un sudor frío me recorría la espalda cuando mi alma se llenó de zozobra. ¿En que momento mi futuro se torno negro como la brea?, ¿Cuando el sueño de tener una pequeña casita de campo se convirtió en el más profundo de los abismos?. ¿En que momento explotó la burbuja a mi alrededor?.

 Aún recuerdo, el calor que desprendía la oficina bancaria, el gentil señor que envuelto en su traje, y con un agradable olor a perfume, me abría desde su escritorio las puertas a mi sueño. No se preocupe, - decía amablemente,- no necesita más que poner su vivienda como Aval, y pagar 40 años de nada, y si no, no se preocupe sus hijos acabarán pagando la hipoteca por usted, lo importante será que su sueño lo haremos realidad. Que poco, podía yo imaginar que en esa cálida oficina, se encontraba mi infierno personal.

Del resto solo quedan retazos en mi memoria, una empresa que quiebra, una suspensión de pagos. Un despido trágicamente anunciado, y el inexorable transcurrir de los días cayendo a plomo sobre mi familia. Recibos que se agolpan sin pagar, una cuenta que acumula telarañas, y cada día 30 el peso de mi desgracia, una letra que jamás podré pagar, un recuerdo que ya no tiene marcha atrás. Mi vida, mi sueño, mi familia todo hecho pedazos tras aquella maldita decisión.

Vuelvo a aquella oficina, esperando una solución , un rayo de sol, y lo que antes eran sonrisas ahora se tornan, miradas frías. La misma persona que me abrió la puerta hacía mi sueño ahora se revuelve incómoda ante su escritorio, deseando acabar pronto, desando quitarse este marrón. -NO PODEMOS HACER NADA SEÑORA, sus bienes responderán por Usted  y es en ese mismo instante cuando el peso de mi desgracia cae sobre mis hombros. 

30 de NOVIEMBRE, ese día todo acabará, la vida que tanto amé se habra derrumbado a mi alrededor. Sin casa, sin sueño, sin nada que echar en torno a mi boca, con los ojos de mis hijos y la súplica escrita en su rostro. ¿Que haremos mama?¿Dónde vamos a dormir?¿Quien dormirá ahora en nuestra habitación?. Desesperada salgo a la terraza, y miro la calle 4 pisos por debajo de mi. Salta, me grita mi alma, Salta y todo acabará, Salta y entréganos lo último que te podemos arrebatar . Y cuando decido saltar  ....................

Un grito, miro a mi alrededor, oigo la respiración acompasada de Bebé durmiendo cerquita como siempre de mi corazón. Mientras mis pulsaciones desbocadas se recuperan, una oleada de alivio se extiende en mi interior. Todo fue un sueño me repito una y otra vez, todo fue un sueño. 

Y mientras repito este mantra, caigo en la cuenta,que mi pesadilla es la realidad de muchísimas familias en mi país . Y solo puedo maldecir:  maldecir la situación, maldecir los mercados, maldecir la clase política, maldecir nuestra mala cabeza, maldecir a los Bancos, y en definitiva maldigo a todos aquellos que convirtieron a mi País , en un lugar donde :  ¨ El derecho a una vivienda digna puede acabar costando lo mas sagrado que poseemos NUESTRAS VIDAS¨.

 Continuará...............